jueves, 26 de enero de 2012

POR FIN UNA VACUNA CONTRA LA LEISHMANIOSIS

La leishmaniosis canina;  o también en algunos casos llamada enfermedad del mosquito, es una enfermedad parasitaria producida por el protozoo del genero leishmania infantum. En su transmisión está implicado el mosquito del género plebotomus que actúa como vector y aunque los perros son los principales afectados, cada vez se están dando más casos en la población humana.

La transmisión de esta enfermedad se produce por la picadura del mosquito de un animal infectado, y dentro de este mosquito, en un periodo entre 5 y 20 días se produce la transformación y multiplicación del parásito que es inoculado en otro animal sano cuando recibe su picadura. Este es un paso importante;  ya que hasta el momento la única prevención contra esta enfermedad se producía a este nivel, con la aplicación de pipetas y collares con efecto repelente  y así intentar evitar que se produjera la picadura de dicho mosquito.
Muchos de los perros que son picados por un mosquito infectado no desarrollan de forma inmediata sintomatología.  En algunos casos el sistema inmune del animal puede eliminar completamente el parásito del organismo; pero en un número elevado de casos el animal permanece infectado sin demostrar síntomas inmediatos.  En algunos de estos casos el animal podrá combatir la enfermedad pero la presencia de otras enfermedades o problemas que produzcan inmunosupresión pueden dar lugar a la reactivación del parásito y la aparición de sintomatología evidente.  Además de esto es importante resaltar que en la fase en que el animal está infectado aún sin mostrar síntomas, si que puede transmitir la infección.

Por otro lado está demostrado que algunas razas de perros como son el bóxer, cocker spaniel, rotweiler y pastor alemán parecen ser más sensibles a esta enfermedad mientras que otras como el podenco ibicenco son más resistentes a la misma. El factor sexo no es determinante, mientras que las condiciones de hábitat por el riesgo de exposición a la picadura del mosquito si que es importante en el riesgo de enfermedad.

Dentro de nuestra provincia habría que diferenciar la zona Norte de la misma con una prevalencia entre el 2 al 4 % y la zona Sur donde puede haber zonas con unas prevalencias de hasta el 12 %.

Dentro de la sintomatología de esta enfermedad pueden diferenciarse dos formas: la cutánea que provoca en nuestros perros problemas cutáneos en mayor o menor grado y la forma visceral que afecta a órganos internos ( en especial al riñón ) y que la hace tener un peor pronóstico. En bastantes casos se dan las dos formas al mismo tiempo con la problemática que esto conlleva.

En la actualidad,  no existe un tratamiento cien por cien efectivo,  una vez instaurado el proceso. Las medicaciones empleadas hasta la fecha, lo único que consiguen en la mayoría de los casos es controlar la carga parasitaria en el organismo. El parásito se queda acantonado en los ganglios linfáticos y se produce la curación clínica de la enfermedad; pero en el caso que se produzcan otras enfermedades o procesos que afecten al sistema inmunitario de nuestra mascota, el parásito se reactiva de nuevo y provoca una recaída en la enfermedad.

Es por todo esto que la aparición de esta nueva vacuna;  tanto tiempo esperada, sea una buena noticia para todos los propietarios de perros. Después de varios años de ensayos y pruebas por fin ha llegado a nuestro país dicha vacuna; el año pasado se inició su aplicación en países como Portugal y Francia.

Para poder realizar la vacunación de su perro es necesario que el animal tenga por lo menos seis meses de edad y antes de su aplicación de la vacuna es imprescindible la realización de una analítica para confirmar que nuestra mascota es negativa al parásito.  La pauta vacunal implica la aplicación de tres dosis de vacuna con un intervalo entre ellas de tres semanas con revacunaciones anuales posteriores.
En los estudios realizados en condiciones de campo se ha conseguido una efectividad superior al 90% de animales sin sintomatología, lo que hace que sean unos buenos resultados en la prevención de esta enfermedad.  Aparte de esto hay que añadir que la vacunación no implica dejar de lado otros métodos preventivos como son el uso de collares o pipetas repelentes de mosquito. Con la vacuna estamos realizando prevención contra el parásito mientras con los collares y pipetas repelentes estamos realizado una prevención contra el vector trasmisor de la enfermedad.

La unión de ambos métodos de prevención va a conseguir que el riesgo de que nuestro perro contraiga esta enfermedad se minimice al máximo. El uso de la vacuna asociado a la colocación de collares o pipetas repelentes, así como evitar la presencia del animal en el exterior en las horas de mayor presencia de los mosquitos conllevará una disminución de las infecciones por leishmania y al mismo tiempo intentar minimizar el riesgo de contagio a personas.

Su veterinario le realizará un test previo para ver si su mascota presenta o no la enfermedad y en cada caso instaurar las medidas preventivas adecuadas.

Para mas información pregunta a tu veterinario

Nos puedes localizar en:

CENTRO VETERINARIO LOS OLIVOS DE HUESCA
Calle Teruel, nº 37 HUESCA                        Tlfno: 974226250 Fax: 974226250
Paseo Lucas Mallada, nº 54 HUESCA          Tlfno: 974244236 Fax: 974244236
urgencias: 608 03 81 29    
http://veterinariolosolivos.huescaempresas.es

sábado, 21 de enero de 2012

NUEVAS CONDICIONES PARA VIAJAR CON NUESTRAS MASCOTAS A LOS PAISES EUROPEOS




Desde el día 1 de enero de 2012 ha desaparecido la obligación de realizar la seroología para la detección de anticuerpos frente a la rabia en perros, gatos y hurones que se desplacen a los estados miembros sin ánimo comercial (incluidos Reino Unido, Irlanda, Malta, Finlandia y Noruega).

En el siguiente enlace se pueden ver los requisitos exigidos por los estados miembros y más información al respecto de los movimientos de animales sin ánimo de lucro entre paises de la Unión Europea.

http://www.marm.es/es/ganaderia/temas/sanidad-animal-e-higiene-ganadera/normativa-zoosanitaria-para-introducir-en-espana-animales-de-compania/default.aspx


Para mas información pregunta a tu veterinario
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CENTRO VETERINARIO LOS OLIVOS DE HUESCA
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jueves, 19 de enero de 2012

CONVULSIÓN



La propia palabra causa temor y respeto, cuando no verdadero pánico –esto es lo que los sanitarios observamos en el propietario que nos consulta, describiendo un posible episodio convulsivo en su perro o gato-; pero debemos saber que una convulsión no es más que un síntoma que muestra un desorden en el sistema nervioso de un animal, desorden que en la mayoría de los casos no llega a comprometer la vida del individuo.

El veterinario conoce las causas capaces de desencadenar una convulsión, y, aunque es muy cierto que a veces el bosque no nos facilita ver el árbol, y el árbol –el caso clínico que nos llega- es lo verdaderamente sustancial, comenzamos por tener en cuenta que el bosque no es tan fiero como lo pintan, cosa que debe servir para tranquilizar al alarmado dueño que espera un diagnóstico y un pronóstico que le saquen de dudas y tribulaciones.

Tenemos que advertir que un ataque epiléptico hay que diagnosticarlo, que todos los “patatús” no son ataques epilépticos. Problemas tales como algún malfuncionamiento del hígado o del corazón serán suficientes para producir episodios convulsivos muy parecidos a la epilepsia verdadera. Normalmente nos referiremos a estos ataques como ataques epileptiformes, sean o no provocados por una epilepsia.

TIPOS DE CONVULSIÓN

Normalmente el tipo o clase de ataque (convulsión), viene dado por la causa del mismo, aunque precisamente en la epilepsia verdadera puede haber ataques de diversos tipos, como trataremos de explicar.

Hay que decir que numerosos motivos tienen que ver en el establecimiento de una convulsión, por ejemplo:

Enfermedades del hígado: hepatitis, tumores o cirrosis avanzadas.
Enfermedades del riñón: toxicosis por falta de filtración renal en nefropatías graves.
Desordenes hormonales: Sindromes de Cushing y de Addison, diabetes cetoacidóticas, disturbios del calcio.
Cardiopatías: Los fallos cardiacos darán lugar, por fortuna no con mucha frecuencia, a desmayos o síncopes que en ocasiones tienden a transformarse en cuadros convulsivos por cambios transitorios en la fisiología de las neuronas cerebrales.
Neoplasias cerebrales o ictus cerebro-vasculares.

Todas las causas mencionadas pueden actuar solas o como predisponentes en un cerebro con alteraciones susceptibles de desarrollarse como focos epilépticos.

Los más comunes en la clínica diaria de un veterinario son los síncopes cardiogénicos (corazón) y la epilepsia verdadera (epilepsia idiopática).

EPILEPSIA IDIOPÁTICA.

Denominamos de esta forma en Veterinaria a la Enfermedad Convulsiva, que no responde a causa determinada con las analíticas médicas y que por tanto es originada en el tejido encefálico desde uno o varios focos epilépticos. Hay que decir que es un síndrome que se diagnostica por exclusión, cuando el cuadro no puede atribuirse a un desorden orgánico como los antes vistos.
El foco epiléptico es un conjunto de neuronas que se excitan de un modo desordenado ante un estímulo no siempre identificable, influyendo en varias áreas cerebrales disparándolas. El tipo de cuadro vendrá determinado por la naturaleza y extensión de las áreas afectadas.

Si el foco influye en un hemisferio cerebral tenemos una: epilepsia parcial
Si se afectan los dos hemisferios cerebrales estaremos ante la epilepsia generalizada

Esta clasificación da idea de que los ataques epilépticos pueden ser de muchos tipos, desde un acceso de furor súbito, un tic en músculos faciales o ladridos repentinos sin lógica aparente; hasta el típico ataque epiléptico con caídas, pataleo, exceso de salivación…Este último es el más común, además del más fácil de identificar.

El ataque epiléptico más habitual cursa con tres fases:

La primera es el “aura”: el animal “anuncia” el ataque, durante minutos u horas. En ocasiones no se manifiesta claramente, o el propietario no conoce bien sus manifestaciones.
La segunda es la fase de “ictus”; dura de segundos a pocos minutos y es el ataque propiamente dicho.
Termina con el “postictus”: fase durante la cual el perro está adormilado, apático…

Hablamos de perro y no de gato ya que en el gato la epilepsia es muy rara, con poquísimos casos detectados.

La última idea que expresamos es que la epilepsia tiene control con fármacos en la inmensa mayoría de los casos y, mediante las debidas atenciones, se consigue que casi todos los animales hagan su vida con normalidad.