Cada vez vivimos en una sociedad donde los
problemas digestivos en las personas son más frecuentes y están más
diagnosticados, los alimentos “libres de gluten”, “sin lactosa”… marcan una
realidad en la que la población es cada vez mas intolerante o alérgica a
ciertos componentes, es una realidad que no se nos escapa al mundo veterinario
y que cada vez se diagnostica mas en la clínica diaria, por eso en esta ocasión
nos gustaría hablarles de un proceso que en muchas ocasiones observamos que
cuesta entender o creer a los propietarios de mascotas diagnosticadas de
Enfermedad Inflamatoria Intestinal, en adelante IBD, que si bien no tiene nada
que ver con las enfermedades humanas el simil nos puede ayudar para su entendimiento.
En
la actualidad, la IBD
se considera un proceso inflamatorio
crónico, de carácter idiopático que afecta a diferentes tramos del aparato
digestivo. Concretamente, en el intestino delgado y, en función de la
celularidad predominante en la lámina propia de la mucosa intestinal, se
distinguen los siguientes tipos: enteritis linfoplasmocitaria, enteritis
eosinofílica y enteritis granulomatosa. Esto de idiopático significa que no se
conoce el origen del problema, es decir, no se sabe la causa que desencadena el
síndrome aunque a día de hoy hay distintas teorías que fijan la etiología en
una respuesta inmune exacerbada o incorrecta antes distintos elementos como
puede ser la dieta, bacterias intestinal o incluso células del propio
intestino.
El IBD se caracteriza por la presencia de
signos clínicos muy variados, destacando entre ellos la diarrea. Cuando el
tramo afectado es el intestino delgado, la diarrea es típica de este tramo, con
heces muy voluminosas, el número de deposiciones suele ser normal o estar
ligeramente aumentado. No suele observarse sangre ni moco en las heces. Suelen
ser animales con aumento en los borborigmos intestinales y en la frecuencia de
las flatulencias. Cuando el tramo afectado es el intestino grueso, suele haber
sangre fresca y moco en las heces, con tenesmo, disquecia y urgencia en la
defecación y con un aumento en el número de las deposiciones. Pese a que el
signo clínico más sugerente de IBD es la diarrea crónica, en la especie felina,
es muy habitual encontrar gatos con IBD en los que el signo clínico fundamental
es el vómito y la pérdida de peso. En casos graves que presentan una
enteropatía con pérdida de proteínas, se pueden detectar tanto ascitis (liquido
libre en abdomen) como edemas periféricos, especialmente en extremidades.
El diagnostico es muchos casos es difícil
de realidad necesitándose biopsias para llegar a la determinación exacta del
problema, si bien otras pruebas (ecografías, radiografías…) pueden presumir la patología
al combinarse con una buena anamnesis del individuo.
El tratamiento del IBD debe incluir un
tratamiento médico y uno dietético. Éste último es tan importante como el
primero y es, muchas veces, la causa de un fracaso terapéutico. El tratamiento
dietético debe ir enfocado a la utilización de dietas de alta digestibilidad,
muy bajo contenido en grasas o incluso dietas hipoalergénicas que en algunas
ocasiones son suficientes por si mismas para controlar el proceso. Otros
animales no mejoran solo con la alimentación por lo que el medico veterinario deberá
prescribir distantes medicaciones cuya potencia, combinación de principios
activos y duración del tratamiento variara en función de la gravedad del
proceso.
Para mas información pregunta a tu veterinario
Nos puedes localizar en:
CENTRO VETERINARIO LOS OLIVOS DE HUESCA
Calle Teruel, nº 37 HUESCA Tlfno: 974226250
Paseo Lucas Mallada, nº 54 HUESCA Tlfno: 974244236
urgencias: 608 03 81 29
http://centroveterinariolosolivos.com