La
personalidad y el carácter de los gatos le han servido para tener personas a
las que les encantan y otras a las que incluso les producen miedo o
respeto. A lo largo de la historia ha
representado a divinidades pero también a la imagen misma del demonio. Desde luego el gato no nos deja indiferentes
a nadie.
Es
muy posible que desde nuestros ancestros se haya considerado al gato como un
ser especial por su apariencia y su carácter.
Aunque se trata de un animal tranquilo y bastante independiente tiene
unas reacciones violentas cuando se siente atacado y pasa de sus caminares
lentos y pausados a unos movimientos ágiles y rápidos. También su mirada de gran observador y sus
cambios de pupila hacen de el un animal que nos produce misterio y fascinación.
Ya
los egipcios lo asociaban con la divinidad.
La diosa Bastet tenía cuerpo de mujer y cabeza de gato. Era la diosa de la luna y el sol, de la
maternidad y la feminidad. Los gatos
eran protegidos y venerados y estaba prohibido hacerles daños y especialmente
matarlos siendo castigado hasta con pena de muerte.
Los
romanos importaron esta divinidad de Egipto y de otras culturas de lugares que
invadieron en la dominación romana y los consideraban como protectores de casas
y hogares.
En
Escandilavia la divinidad Freya diosa de la fertilidad estaba asociada a los
gatos y depositaban en los graneros recipientes con leche para los gatos para
asegurar buenas cosechas.
En
China está descrito el dios gato Li-Chou en el Libro de los Ritos para
proporcionarles grandes cosechas. En
Malasia y Java los gatos eran el sujeto principal de la ceremonias para pedir
buenas condiciones climáticas para las próximas cosechas para lo que los
sumergían en agua durante la ceremonia.
Durante
la Edad Media se asimilaba al gato con el demonio sobre todo si era de color
negro y se le achacaban todos los males que ocurrían.
En
Japón se creía que el gato era capaz de matar a una mujer para adoptar su forma
e incluso chupar la sangre de otras personas.
En
Centroeuropa cuando se perseguía a los herejes se atacaba a los gatos porque
estos los veneraban e incluso los quemaban juntos. Esta práctica se hacía en otros sitios de
Europa quemando a los gatos vivos pensando que de esta forma protegían las
ciudades que habían sufrido epidemias achacadas al Maligno a través de los
gatos.
Aunque
sin realizar estas prácticas tan salvajes si que se extendió en Europa una animadversión
a los gatos durante muchos siglos considerando a las personas amantes de los
gatos, especialmente a los negros, como brujos o adoradores del demonio.
La
extensión de plagas de ratas y otros roedores hizo necesario mantener la
población de los gatos para controlarlas y gano su buen hacer a la
superstición. Aumento el respeto hacia
los gatos aunque algunas supersticiones no han desaparecido por completo. Sigue extendida la superstición en muchas
culturas que cruzarte con un gato negro trae mala suerte. También se han
mantenido costumbres supersticiosas de utilizar partes del gato para conjuros
para desear suerte o desgracia. En
algunos países europeos existía la tradición que si una doncella pisaba la cola
de un gato tardaría en casarse. Y si en una ceremonia nupcial aparecían dos
gatos significaba que ese matrimonio iba a durar poco tiempo.
Los
marineros también han tenido supersticiones con los gatos que siembre formaban
parte de la tripulación para controlar los roedores. Se creía que si se arrojaba un gato negro por
la borda se desencadenaría un gran tempestad.
Y también a falta de vientos se les encerraban en una olla de hierro
para esperar los vientos.
A
los largo de la historia se han utilizado algunas partes del cuerpo del gato
como la piel, la cola o las garrar para elaborar pócimas y medios frente a
diferentes males. Los romanos utilizaban
sus heces junto con otros productos para curar las ulceras de la piel. El hígado de gato se utilizaba para tratar
los cálculos urinarios y su grasa para curar la gota. Con la cola de gato negro se curaban los
ataques epilépticos. La piel de los
gatos se utilizaba para aliviar los dolores de las quemaduras y otros problemas
de la piel o para curar los dolores de garganta. Con los ojos de los gatos se
preparaban pociones mágicas para mejorar la agudeza visual.
Afortunadamente
estas creencias y supervivencias que se practicaron no hace mucho van
desapareciendo aunque desgraciadamente aún persisten en algunas culturas como
en la medicina tradicional china con otras especies salvajes como los tigres o
los rinocerontes.
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