Los gatos tienen sentido de la territorialidad y marcan sus dominios con olores, que sirven para advertir a otros felinos de su territorio. También le permite identificar a los extraños y reconocer a los miembros de su grupo, entre los que incluye a los humanos que vivimos en su territorio. Otras de las funciones es tener una respuesta alimenticia antes de probar el alimento. De aquí sus “rarezas” para cambiarles de pienso o de latas o la dificultad de engañarles mezclándoles los medicamentos con la comida.
El órgano del olfato del gato lo compone una cavidad nasal que está recubierta por una mucosa con gran cantidad de terminaciones nerviosas que captarán los olores disueltos en el aire y conectarán las sensaciones olorosas a través de unas conexiones nerviosas por el bulbo olfatorio para convertirlo en un estímulo nervioso al conectarse con el sistema nervioso central.
La cavidad nasal tiene dos aperturas que están recubiertas por una sustancia dura formando la trufa nasal. Estas aperturas son capaces de dilatarlas para poder elevarlas y exponerlas a favor del aire para olfatear mejor.
En el interior de la cavidad nasal tiene unos cornetes cartilaginosos recubiertos de una mucosa con terminaciones nerviosos. Con esta disposición de cornetes aumenta mucho la superficie pudiendo llegar en caso de que se pudieran desplegar hasta los 40 cm2.
Su olfato, por otra parte, es 14 veces más sensible que en los humanos, si bien está menos desarrollado que en los perros. Es un sentido que utilizan para comunicarse, no para cazar. Es más probable pensar que nos reconocen más por el olfato que por la vista, de hecho, ellos no reconocen su imagen en el espejo porque carece de olor. En comparación con el hombre, un gato posee doscientos millones de células olfativas, mientras que el hombre sólo cinco millones, además el área de cerebro reservada al olfato es también mayor que en el hombre. Pueden saber quien ha estado en una habitación y cuando se ha ido sólo olisqueando el aire.
El olfato del gato además de ser muy bueno, no sólo le sirve para oler, sino que posee otro órgano adicional, el órgano de Jacobson, en la parte interior y superior de la boca, que le permite una vez recogidos los olores del aire sobre la lengua, al apretarla sobre este órgano, "saborear" dichos olores. Este órgano intermedio también llamado órgano vomeronasal, entre el gusto y el olfato que también poseen los caballos es una bolsa pequeña situada encima del paladar y que comunica con la boca por una estructura tubular quimioreceptora situada tras los incisivos superiores. Se estimula con sustancias que están en la boca y emiten olores en el aire comprimido contra el paladar. Las conexiones con el cerebro se realizan con áreas de hipotálamo asociadas a comportamientos sexuales, alimentarios, defensivos o sociales. El nombre es en homenaje al doctor danés que lo descubrió hace mas de doscientos anos.
Los gatos al igual que otros carnívoros, curvan el labio superior, encogiendo la nariz como poniendo cara de asco, una acción que se llama "flehming", por la cual se cree que pone sustancias químicas de algunos olores, probablemente sexuales, en contacto con el órgano de Jacobson cerrando la ruta respiratoria normal.
Como ya hemos dicho anteriormente este órgano también condiciona la estrecha relación que tiene en los gatos el gusto y el olfato por lo que el olor de la comida le condicionará a que la pruebe. Esta característica provoca que los gatos se cansen cuando comen siempre los mismos alimentos o lo delicados que son algunos a cambiar de pienso. También provocan que cuando a causa de alguna enfermedad tenga alterado o disminuido el sentido del olfato no quieran comer.
El sentido del olfato está muy desarrollado en los gatitos desde el segundo día de nacimiento lo que le hace reaccionar negativamente a olores desagradables. Además le guía para encontrar las mamas maternas y puedan comer. De esta forma establecerán su pezón favorito guiados por el olor.
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