U na parte importante, para la salud de nuestras mascotas, es que estas estén en unas condiciones higiénico- sanitarias optimas, es decir, que estén limpias. Para ello es muy importante un cepillado correcto, así como baños en la frecuencia adecuada. De esta forma seguro que disfrutaremos mucho más de nuestra mascota.
Comenzaremos el artículo de hoy hablando del cepillado de los perros, una acción que con el tiempo a los propietarios se les olvida, y que hay que hacer con cierta frecuencia, ya que si no se hace, sobre todo en perros de razas de pelo largo, puede desembocar en patologías dermicas.
Por la naturaleza del ciclo de formación del pelo, es necesario un cepillado frecuente, ya que de esta forma eliminaremos del cuerpo del animal los pelos “muertos” favoreciendo una buena oxigenación de la piel, y un mejor nacimiento de pelos “nuevos”.
Hay que aprovechar el cepillado también, para comprobar el estado de salud de la piel de nuestra mascota, así como valorar la presencia de parásitos externos, o la aparición de algún nódulo extraño. Ademas la actividad del cepillado, va a fomentar los lazos entre dueño y mascota.
Otra buena razón para cepillar a tu perro con frecuencia, es que cuanto más lo cepillamos menos pelos “soltará” y ¡menos nos ensuciara los sofás! Miremos por donde lo miremos, el acto del cepillado son todo ventajas, así que a que hay que animarse a hacerlo.
Un correcto cepillado, se debe realizar en la dirección del pelo, desde la cabeza a la cola, de esta forma se distribuirá también, una película de aceites naturales que generan las glándulas sebáceas de nuestra mascota, que le confieren protección y brillo al pelo.
La frecuencia del cepillado varia en función del tipo de pelo de nuestras mascotas, si bien las de pelo corto con un cepillado semanal podría ser suficiente, las razas de pelo largo necesitaran aumentar la frecuencia de los mismos, a dos o tres veces por semana. La frecuencia del cepillado también debe incrementarse en las épocas de muda de los perros, que corresponden a primavera y otoño.
Es muy importante acostumbrar al perro a ser cepillado desde cachorro, ya que eso nos facilitará mucho esta labor en el futuro.
Es muy importante elegir el cepillo adecuado para cada perro. Los que tienen el pelo largo, necesitaran cepillos con cerdas largas y si es de pelo corto deberán ser cortas, son mejores los cepillos de cerdas naturales, aunque los de púas metálicas favorecen la eliminación del pelo y estarían más aconsejados en las épocas de muda.
Otra fase importante en la higiene de nuestras mascotas es el baño, hay que tener en cuenta que este se debe realizar con una frecuencia moderada, ya que si lo hacemos en exceso, puede desembocar en problemas en la piel y el pelaje de los perros por la propia naturaleza de los mismos. Ya que cada vez que bañamos a nuestro perro “destruimos” su capa sebácea (los aceites naturales de los que hemos hablado anteriormente) y hará que el pelo pierda propiedades y este menos protegido. Nosotros recomendamos una frecuencia de baño mensual para perros que vivan en el hogar, para perros que estén en el exterior la frecuencia puede ser trimestral.
A la hora de realizar el baño, es conveniente seguir unas pautas; hay que evitar que entre agua en los oídos, que pueda generar una otitis, o champú en los ojos que puedan ocasionarles desde una simple conjuntivitis, hasta graves ulceras corneales.
Es conveniente antes de meter al perro en la bañera, cepillarlo bien para así eliminar los pelos “muertos”. Deberemos asegurarnos también que la temperatura del agua es la idónea (tibia).
A la hora de enjabonarlo, comenzaremos con el lomo y lo extenderemos hasta las patas, la cabeza lo dejaremos para lo ultimo, así evitaremos también que se sacuda y acabemos mas mojados que el propio perro. Cuando lleguemos a la cabeza evitar contacto con ojos y oídos por lo comentado anteriormente.
La fase más importante del baño será la del aclarado, esta se deberá realizar a conciencia para evitar que queden restos de champú, en el cuerpo del animal que nos puedan dar problemas de dermatitis. El aclarado se debe realizar echándole el agua de adelante hacia atrás.
Una vez acabado con el baño realizaremos el secado, comenzaremos con una toalla frotando enérgicamente por todo el cuerpo del perro en sentido descendente para evitar la formación de rizos, y luego pasaremos el secador; con este ultimo tener especial cuidado también en ojos y oídos así como controlar la temperatura del aire que expulsa, ya que si no podríamos causar quemaduras en la piel de nuestra mascota.
Después del secado se debe cepillar al perro tal como indicamos anteriormente.
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