Durante esta semana hemos visto en las noticias de varios medios de comunicación la noticia de un brote de leishmaniasis humana en la localidad madrileña de Fuenlabrada.
Los casos se han disparado de 15 en el año 2009 a mas de cien durante el 2011 lo que ha llevado a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha decidido comenzar una investigación para aclarar el origen del inusual aumento. Según los datos del boletín epidemiológico de la Comunidad de Madrid, de 15 casos en 2009 se ha pasado a 108 en 2010 y 118 en 2011. Este año 2012 ya se han notificado cuatro casos más.
El foco parece localizado en varios parques, cuyos vecinos y usuarios venían denunciando el incremento de casos desde finales de 2010 y entre febrero y diciembre de 2011.
La enfermedad es habitual en seres humanos en los países en vías de desarrollo, donde la higiene y la sanidad pública no son las adecuadas. Unos dos millones de personas se ven afectadas en todo el mundo, fundamentalmente en África, India y Latinoamérica. Pero en España, a pesar de tratarse de una enfermedad endémica muy extendida entre los perros, los casos humanos suelen ser muy pocos al cabo del año y afortunadamente de carácter cutáneo y leve.
El Ayuntamiento de Fuenlabrada, a instancias de la Comunidad de Madrid, ha intensificado las labores de desinsectación y desbroce habituales en las zonas verdes. También han instalados trampas para atrapar flebotomos y analizar si están infectados por el protozoo. La habitual vigilancia de leishmaniasis en perros también se ha reforzado en los últimos meses en los municipios afectados.
Ante la avalancha de noticias el Colegio de Veterinarios de Madrid ha emitido un comunicado en la que se destaca que el perro no contagia la leishmaniosis directamente a las personas ni a otros animales y la importancia del control sanitario de los animales por parte de los veterinarios clínicos para la prevención y control de la enfermedad..
Para empezar, el Colegio recuerda que se trata de una enfermedad de baja incidencia en la población, a la que son especialmente sensibles, inmunodeprimidos y enfermos crónicos. Si es diagnosticada a tiempo, responde bien al tratamiento. Según datos de la Consejería de Sanidad, en los casos detectados de leishmaniasis humana del tipo visceral no se ha producido ningún fallecimiento. Todos los afectados han respondido satisfactoriamente al tratamiento.
Los expertos consultados, indica el Colegio, han ratificado que las medidas de vigilancia y control del vector y los reservorios que se están llevando a cabo son las adecuadas, recomendando que los animales estén debidamente desparasitados y controlados sanitariamente por veterinarios clínicos especialistas en animales de compañía, únicos profesionales capacitados para ello y quienes mejor pueden aconsejar a los ciudadanos acerca de sus dudas e inquietudes respecto a esta enfermedad, sus vías de contagio y su prevención.
Según fuentes de la Consejería de Sanidad se ha informado de la existencia de casos humanos de leishmaniasis visceral en los municipios de Fuenlabrada, Leganés y Getafe, un entorno que, desde los años 60 hasta ahora, ha evolucionado de pequeños municipios de escasa población y ámbito rural a una zona de amplio desarrollo urbano, que ha incrementado su población hasta los 600.000 habitantes y donde las modificaciones urbanísticas han derivado en cambios medioambientales.
Este hábitat, en opinión de los expertos, favorece la multiplicación de vectores (flebotomo) en los municipios citados así como la aparición de posibles reservorios secundarios como la liebre que, en los parques urbanos, ha proliferado significativamente dado que no se ve amenazada por depredadores naturales y se ha convertido en una fuente de alimentación para el mosquito flebotomo, transmisor de la leishmaniasis. De 138 liebres capturadas durante los últimos dos meses, 40 estaban infectadas por Leishmania.
Las manifestaciones clínicas de la leishmania en las personas se presentan bajo dos formas diferenciadas:
Ø Leishmaniosis cutánea o Botón de Oriente, caracterizada por la formación de lesiones ulcerativas, únicas o múltiples, de duración limitada e indoloras, habitualmente en zonas expuestas del cuerpo, como la cara y las extremidades. El periodo de incubación es de 2 semanas a varios meses. Requieren tratamiento específico, aunque ocasionalmente curen de modo espontáneo.
Ø Leishmaniosis visceral o Kala-Azar, enfermedad crónica y de carácter grave con un periodo de incubación variable (generalmente de 2 a 6 meses). Afecta fundamentalmente al bazo, el hígado, la médula ósea y la mucosa intestinal. La respuesta al tratamiento es buena, salvo en pacientes inmunocomprometidos.
En el próximo artículo os daremos algunas recomendaciones para prevenir la enfermedad que se dirigen tanto al vector (flebotomo) como al reservorio (perro). Tu veterinario es la persona ideal para consultar los mejores métodos de protección contra la leishmaniosis canina para tu perro.
Para mas información pregunta a tu veterinario
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