jueves, 21 de noviembre de 2013

¿SON INTELIGENTES?...SÍ



Me parece natural la cuestión. Todos los amantes de los animales nos hemos preguntado si respecto a los mismos se puede hablar de inteligencia. Es una pregunta que refleja la inmensa curiosidad que sentimos y que es la síntesis de otras muchas que nos planteamos a menudo: ¿son capaces de pensar ?... ¿cómo podemos determinar el nivel de inteligencia de un animal?... ¿por qué reaccionan de distinta forma a diferentes estímulos?... ¿solo por instinto?...

Deberíamos comenzar por tratar de delimitar la definición de la palabra inteligencia: me parece interesante la que hace referencia a la “capacidad para entender y comprender” y a la “capacidad para resolver problemas”. Es además muy oportuno que se la relacione con otras cualidades: la percepción y la memoria.

Hay pocas dudas de que los animales tienen una fuerte memoria, más nuestros perros y gatos pero está presente en mayor o menor medida en todos los animales; es asimismo muy claro que no solo tienen capacidad de entender sino que además saben “hacerse entender” de forma admirable.

Perciben las señales de sus congéneres y las que emite su entorno con muchísima rapidez y no sé si saben resolver problemas de trigonometría pero desde luego buscan el mejor modo de identificar y  evitar los problemas que les importan verdaderamente, esto con toda seguridad.

La comunicación entre individuos está al servicio de la inteligencia individual y colectiva. En el caso de nuestros perros se aprecia con nitidez puesto que son animales ancestralmente desarrollados en grupos sociales, con normas basadas en la manada del lobo (su directo antepasado) que las adecúan perfectamente a las relacionadas con sus dueños humanos y sus compañeros caninos.

Las personas acostumbradas al trato con el perro o gato conocen las señales visuales que éste emite, como se comunica con el rabo, con la postura del cuerpo, con los gestos de la cara, orejas y labios; de la misma manera le parecen muy nítidas las señales auditivas, tales como los gemidos, vocalizaciones de diferente intensidad, gruñidos sordos o intensos que manifiestan su estado de animo, un ladrido seco no significa lo mismo que muchos furiosos y un maullido suave y mimoso no es igual a varios insistentes.

Nuestro amigo nos dice a la perfección si está contento, enfadado, con ganas de comer, si le apremian las ganas de salir a la calle, si aprueban o no a un humano recién llegado a casa, si lo que le apetece es jugar o descansar…

Al mismo tiempo comprende las señales que le enviamos, es un perfecto receptor y reacciona con reflejos inmediatos a nuestra furia, nuestro aprecio, nuestra comprensión, a cuando queremos proveerle de afecto o comida o cuando lo que nos pide el cuerpo es administrarles una sonora reprimenda.

La pregunta que plantea el título de este artículo se contesta enseguida: percepción de las diferentes variables del entorno, resolución en rápidas respuestas y memoria para almacenar las interacciones y decisiones tomadas… dan como resultado una buena inteligencia, se mire como se mire.


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