viernes, 17 de junio de 2011

HEPATITIS DEL CACHORRO



Habitualmente en la consulta atendemos casos de desarreglos digestivos, la mayoría de las ocasiones inflamaciones gastroentéricas, en los primeros contactos con nuestros cachorros. Las afecciones causadas por los parásitos son inicialmente lo más prevalente, casi nunca son problemas graves pero sí insidiosos en su desarrollo y debilitan bastante al animal joven por causarle a menudo diarreas que van y vienen y tardan en curar.

Son también comunes las infecciones intestinales provocadas por bacterias, siendo por lo general controlables con los antibióticos oportunos, más curables en los animales que han tomado leche de la madre el tiempo suficiente, como mínimo unos 35-40 días.

Lo que más respeto nos causa a los veterinarios son los virus, los hay que inflaman el intestino, algunos de los cuales como el parvovirus o el virus del moquillo son muy capaces de provocar graves hemorragias en todo el tracto digestivo que a veces desembocan en un fatal desenlace.

Uno de los virus del aparato digestivo que afecta a cachorros y perros menores de un año es el causante de la Hepatitis Infecciosa Canina. El órgano afectado es el hígado y los síntomas son parecidos a los virus intestinales citados, e incluso a otros que no revisten tanta gravedad.

Agente causal

La Hepatitis Infecciosa Canina (HIC) está originada por un Adenovirus, el adenovirus canino tipo 1. Se relaciona con el adenovirus canino tipo 2, que es uno de los agentes causales de la Tos de las Perreras.

No es transmisible a las personas, no constituye, por tanto, zoonosis.

Es un virus tipo ADN, sin envoltura, de naturaleza proteica y fuertemente resistente al calor, pero sensible a desinfecciones con vapor, yodos y fenoles.

El virus es de distribución mundial y afecta de modo sintomático y grave a los perros que no han sido vacunados, la vacunación rutinaria es altamente efectiva.

Formas de presentación.

Tras la exposición buconasal el virus se disemina por todos los tejidos a través de la sangre hasta colonizar los “órganos diana”, el principal de los cuales es el hígado. Los riñones, ojos, ganglios y médula ósea también pueden afectarse en las formas más generalizadas.

Los síntomas comunes son los referentes a una hepatitis; dolor abdominal, vómitos, diarreas, coloración amarilla de la piel y las mucosas, acúmulo de líquido en abdómen (ascitis), así como falta de apetito y decaimiento general.

El estado inmunitario- las defensas-,  del cachorro, es esencial a la hora de que se nos presente una forma clínica u otra.

La forma más mortal es la forma sobreaguda. Sobreviene en los animales infectados de pocas semanas y que no han sido vacunados. El animal acusa graves vómitos, diarreas, hemorragias, dolor abdominal y a las pocas horas de los primeros síntomas su organismo sufre el fallo orgánico irreversible.

Los animales algo mayores padecen la forma habitual, que aparece tras 5-7 días de incubación, con síntomas progresivos de daño hepático y que es solucionable si los cuidados médicos y la eficacia inmune del animal echan una mano. Es la forma aguda, que evolucionará hacia la curación o bien a la fase crónica; una hepatitis cronificada que se mantendrá meses o años y que no es difícil que termine en una fibrosis del hígado.

Uno de los órganos que nos da más pistas sobre la enfermedad al tratar un animal es la queratitis o uveítis del ojo (el ojo azul), los globos dan la apariencia de nubes o perlas totalmente opacas, causando la ceguera total. Tras los tratamientos oportunos suelen curar en pocas semanas.

Tratamientos

El diagnóstico es por los síntomas observados que nos llevarán a analizar el virus en la sangre de los animales en nuestro laboratorio. Es el primer paso para un tratamiento adecuado.

La terapia se basa en hacer un soporte hospitalario del cachorro, con sueros, antiinfecciosos, antiinflamatorios gastrointestinales, tales como los antiácidos y los medicamentos contra el vómito.

Es fundamental la hidratación y alimentación correcta de los pacientes con el fin de mantenerlo el tiempo necesario para que su sistema defensivo sea capaz de sobreponerse al virus.


A tener en cuenta

Las enfermedades víricas son las más graves dentro del mundo animal, sobre todo en los individuos jóvenes que tiene un sistema defensivo aún “por hacer”.

La vacunación es la mejor arma con la que contamos los sanitarios para hacer al animal capaz de reaccionar frente a las infecciones más graves.
En el caso de esta enfermedad la vacunación ha demostrada gran eficacia, en parte por eso la hepatitis vírica del perro ocasiona menos bajas entre nuestros perros.

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