En el artículo de esta semana vamos a hablar de una
patología muy grave que afecta a los gatos. En esta patología el órgano que se
va a ver afectado es el hígado, el cual va a sufrir un proceso degenerativo que
si no se actúa con rapidez puede dar lugar a un desenlace fatal.
La lipidosis hepática no es una patología que este
causada por ningún microbio. La causa que la provoca es un ayuno prolongado en
el gato.
Los gatos más propensos a padecer esta patología,
son gatos obesos generalmente machos, que han sufrido en las últimas semanas
una disminución del apetito o bien presentan una anorexia total y como
consecuencia, una perdida de peso de más de un 25%. Normalmente esta anorexia
va a venir provocada por el padecimiento a una enfermedad anterior o a una
intervención quirúrgica; el sometimiento a dietas sin control veterinario puede
ser también una causa de lipidosis hepática
Al hígado lo que realmente le ocurre cuando existe
un ayuno prolongado, es que sus células (los hepatocitos) sufren una invasión
masiva de triglicéridos en su citoplasma, lo que ocasiona una disfunción
hepática severa. Hay que tener en cuenta que el hígado es la “depuradora del
organismo” y si esta falla, todos los elementos de desecho se acumularan en
nuestro organismo pasando a sangre dando lugar a consecuencias fatales.
Los signos más frecuentes que acompañan a esta
patología son letargia, deshidratación e ictericia (coloración amarillenta de
las mucosas). Algunos pacientes presentan signos digestivos como son los
vómitos y la diarrea. Debido al aumento de elementos de desecho en el
organismo, como puede ser el amoniaco, pueden aparecer signos neurológicos,
normalmente son convulsiones y estado comatoso que son conocidos en el argot
médico como encefalopatía hepática. Estos signos son muy graves y cuando se han
instaurado en el paciente el pronóstico es muy desfavorable.
Los veterinarios no van a diagnosticar esta
patología en función de los signos clínicos y la historia clínica solamente ya
que aquellos son muy inespecíficos. Tendrán que apoyarse en otras herramientas
diagnósticas como son la analítica sanguínea, la ecografía y la histopatologia.
Con la analítica sanguínea pueden encontrarse
alteraciones en enzimas hepáticas y en el hematocrito, también se valorará la
cantidad de potasio en sangre pues si este esta disminuido (debido normalmente
a los vómitos) es un signo de mal pronostico.
La ecografía es una prueba muy útil, pues además de
poder visualizar los cambios que ha sufrido el hígado también permite la
exploración del resto de la cavidad abdominal.
Con la histopatologia se confirmará definitivamente
el diagnostico; el problema que tiene es que es necesario realizar una punción
del hígado, con el riesgo que ellos conlleva, normalmente la histopatologia se
hace guiada por ecografía, y se tendrá que tener en cuenta que el gato tiene en
perfecto estado los factores de coagulación. Con esta prueba el histopatólogo
va a ver una serie de cambios en los tejidos hepáticos por medio de su
observación al microscopio que serán definitivos para el diagnostico final.
El tratamiento de la lipidosis hepática se va a
basar en dos pilares fundamentales.
El primero de ellos será el tratamiento de soporte y de las
alteraciones clínicas y hemodinámicas que tiene como consecuencia la
insuficiencia hepática.
Para ello el veterinario utilizará fluidoterapia
agresiva, suplementos de potasio, protectores gástricos, y fármacos que eviten
los vómitos. En ocasiones serán necesarias las transfusiones sanguíneas y de
sus derivados (plasma, plaquetas, etc.).
El otro pilar es el tratamiento nutricional
agresivo, el cual va implicar una nutrición enteral forzada. La cual se
consigue por medio de sondas de gastrotomia o esofagostomia. El uso de unas u
otras variará en función de las preferencias del clínico.
Las sondas
consisten en unos tubos que se conectan por medio de una cirugía menor al
esófago o al estomago del gato, de forma que se alimentará al animal de forma
forzada por esta vía.
Como hemos dicho anteriormente el pronóstico de
esta patología suele ser grave sobre todo si no se actúa a tiempo, el uso de
las sondas de alimentación forzada se hace casi obligatorio durante uno o dos
meses, por lo que el propietario debe estar muy implicado en el tratamiento
para que este prospere.
Para evitar esta patología lo que el propietario
debe hacer es obre todo controlar el sobrepeso del animal, pues son este tipo
de pacientes los que suelen desarrollar la lipidosis de forma más frecuente. Y
vigilar que el gato no este más de dos días sin comer ningún alimento.
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