sábado, 19 de noviembre de 2011

LIPIDOSIS HEPATICA FELINA




En el artículo de esta semana vamos a hablar de una patología muy grave que afecta a los gatos. En esta patología el órgano que se va a ver afectado es el hígado, el cual va a sufrir un proceso degenerativo que si no se actúa con rapidez puede dar lugar a un desenlace fatal.

La lipidosis hepática no es una patología que este causada por ningún microbio. La causa que la provoca es un ayuno prolongado en el gato.

Los gatos más propensos a padecer esta patología, son gatos obesos generalmente machos, que han sufrido en las últimas semanas una disminución del apetito o bien presentan una anorexia total y como consecuencia, una perdida de peso de más de un 25%. Normalmente esta anorexia va a venir provocada por el padecimiento a una enfermedad anterior o a una intervención quirúrgica; el sometimiento a dietas sin control veterinario puede ser también una causa de lipidosis hepática

Al hígado lo que realmente le ocurre cuando existe un ayuno prolongado, es que sus células (los hepatocitos) sufren una invasión masiva de triglicéridos en su citoplasma, lo que ocasiona una disfunción hepática severa. Hay que tener en cuenta que el hígado es la “depuradora del organismo” y si esta falla, todos los elementos de desecho se acumularan en nuestro organismo pasando a sangre dando lugar a consecuencias fatales.

Los signos más frecuentes que acompañan a esta patología son letargia, deshidratación e ictericia (coloración amarillenta de las mucosas). Algunos pacientes presentan signos digestivos como son los vómitos y la diarrea. Debido al aumento de elementos de desecho en el organismo, como puede ser el amoniaco, pueden aparecer signos neurológicos, normalmente son convulsiones y estado comatoso que son conocidos en el argot médico como encefalopatía hepática. Estos signos son muy graves y cuando se han instaurado en el paciente el pronóstico es muy desfavorable.

Los veterinarios no van a diagnosticar esta patología en función de los signos clínicos y la historia clínica solamente ya que aquellos son muy inespecíficos. Tendrán que apoyarse en otras herramientas diagnósticas como son la analítica sanguínea, la ecografía y la histopatologia.

Con la analítica sanguínea pueden encontrarse alteraciones en enzimas hepáticas y en el hematocrito, también se valorará la cantidad de potasio en sangre pues si este esta disminuido (debido normalmente a los vómitos) es un signo de mal pronostico.

La ecografía es una prueba muy útil, pues además de poder visualizar los cambios que ha sufrido el hígado también permite la exploración del resto de la cavidad abdominal.

Con la histopatologia se confirmará definitivamente el diagnostico; el problema que tiene es que es necesario realizar una punción del hígado, con el riesgo que ellos conlleva, normalmente la histopatologia se hace guiada por ecografía, y se tendrá que tener en cuenta que el gato tiene en perfecto estado los factores de coagulación. Con esta prueba el histopatólogo va a ver una serie de cambios en los tejidos hepáticos por medio de su observación al microscopio que serán definitivos para el diagnostico final.

El tratamiento de la lipidosis hepática se va a basar en dos pilares fundamentales.

El primero de ellos será  el tratamiento de soporte y de las alteraciones clínicas y hemodinámicas que tiene como consecuencia la insuficiencia hepática.
Para ello el veterinario utilizará fluidoterapia agresiva, suplementos de potasio, protectores gástricos, y fármacos que eviten los vómitos. En ocasiones serán necesarias las transfusiones sanguíneas y de sus derivados (plasma, plaquetas, etc.).

El otro pilar es el tratamiento nutricional agresivo, el cual va implicar una nutrición enteral forzada. La cual se consigue por medio de sondas de gastrotomia o esofagostomia. El uso de unas u otras variará en función de las preferencias del clínico.
 Las sondas consisten en unos tubos que se conectan por medio de una cirugía menor al esófago o al estomago del gato, de forma que se alimentará al animal de forma forzada por esta vía.

Como hemos dicho anteriormente el pronóstico de esta patología suele ser grave sobre todo si no se actúa a tiempo, el uso de las sondas de alimentación forzada se hace casi obligatorio durante uno o dos meses, por lo que el propietario debe estar muy implicado en el tratamiento para que este prospere.

Para evitar esta patología lo que el propietario debe hacer es obre todo controlar el sobrepeso del animal, pues son este tipo de pacientes los que suelen desarrollar la lipidosis de forma más frecuente. Y vigilar que el gato no este más de dos días sin comer ningún alimento.


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