Nos encontramos ante una patología de consecuencias muy graves, en muchas ocasiones fatales, producida por un gusano Nematodo, por una lombriz que recibe el nombre científico de Dirofilaria immitis, comúnmente llamada Filaria.
Es un mal de pronóstico grave, pensemos que varios de estos gusanos se alojan en el corazón y arterias pulmonares dificultando la circulación de la sangre y produciendo inflamaciones en las arterias que pueden llevar, y a menudo llevan, a la muerte súbita por colapso cardiaco del perro y del gato; si bien la dirofilarosis o filariosis se diagnostica menos en la especie felina.
El parásito que nos ocupa, la filaria, tiene una distribución mundial y afecta a un gran número de especies –perro, gato, hurón, lobo, zorro, león marino, caballo- y su prevalencia viene determinada por la población que es reservorio de la enfermedad, la población canina, y por el mosquito sin el cual la transmisión de animal a animal no es posible, el mosquito es el vector necesario en la cadena de acontecimientos que ahora pasamos a relatar.
Ciclo vital del parásito
Entran en acción tres elementos: Las Dirofilarias adultas, los vectores (hembras de mosquito) y las crías o hijos de filaria (las microfilarias)
Comenzamos el ciclo en un perro enfermo:
El animal tiene en sus arterias pulmonares y en el ventrículo derecho del corazón varios machos y hembras del gusano. Las larvas a las que dan lugar al reproducirse, los “hijos”, son lo que conocemos como microfilarias. Estas larvas son liberadas al torrente sanguíneo y pueden sobrevivir circulando por él de 1 a 3 años; en este periodo pueden ser captadas por un mosquito que se alimente de la sangre del perro infectado.
En el mosquito hembra, porque sólo las hembras se alimentan de la sangre de un animal necesaria para completar el desarrollo de su prole –los machos se alimentan de elementos vegetales y sustancias del suelo-, las larvas captadas evolucionan del estadío o fase 1 a la fase 3; por así decir se “desarrollan” dentro del vector.
Este desarrollo larvario es necesario para la transmisión de la enfermedad porque únicamente las larvas 3 o L3 son capaces de ser infectantes, por eso no hay enfermedad si no hay mosquito. El lapso necesario para que se complete la evolución de L1 a L3 es de 8 a 28 días, tiempo suficiente dado que la hembra de mosquito vive alrededor de 1 mes.
Veamos qué ocurre cuando las L3 son introducidas en un perro sano:
Cuando el mosquito se alimenta otra vez, estos L3 se depositan en la piel del animal y penetran a través de la herida de la mordedura. Un único mosquito puede transmitir 10 ó 12 L3. Dejan la piel y migran por el torrente sanguíneo hacia las arterias pulmonares aproximadamente 100 días después de la infección, tiempo durante el cual han llegado al estadío L5, midiendo ya de 1 a 2 centímetros de longitud.
Los L5 se desarrollan hasta gusanos cardíacos adultos y migran hacia atrás desde las arterias pulmonares hasta el ventrículo derecho del corazón. Si ahí se encuentran adultos de ambos sexos, las microfilarias se producen 6-7 meses después de que el animal fuera infectado con L3.
De este modo se cierra el ciclo del parásito y volvemos al principio.
Los gusanos adultos pueden vivir de 3 a 5 años , durante este tiempo provocan una inflamación de las arterias y unas casi siempre muy graves insuficiencias cardiaca y respiratoria sobre todo en animales que hacen mucho ejercicio.
En el gato los síntomas son de tipo respiratorio, parecidos a los que se presentan en el asma felino.
¿Cómo afecta el gusano?: Cuadro sintomático.
Los hallazgos clínicos de la enfermedad dependen del estadío evolutivo en que se encuentren las Dirofilarias, del número de adultos en el sistema circulatorio del animal y de la respuesta del hospedador, del perro o del gato, a la infección.
Al principio solemos tener un animal con tos, lo que no ayuda mucho a esclarecer el caso clínico porque este síntoma es común a otras muchas enfermedades. Más adelante se presenta insuficiencia cardiaca y circulatoria que se mostrará con ataques y desmayos y con una marcada intolerancia al ejercicio.
Pueden aparecer otras señales no específicas como pérdida de peso, fiebre e insuficiencia respiratoria. También veremos en ocasiones una acumulación de líquido en la cavidad abdominal porque al obstruirse el paso de sangre, el líquido se deposita dentro del abdomen.
En el gato los síntomas son más respiratorios que cardíacos, aparecen tos y vómitos y no es infrecuente la ceguera y los síncopes o desmayos.
Sabemos que muchos gatos y perros no dan señales de estar malos aunque la enfermedad subclínica disminuye su calidad de vida.
Diagnóstico
Hay numerosas pruebas diagnósticas de la enfermedad pero las más útiles son las encaminadas a detectarla en los animales que presentan pocos síntomas o incluso en aquellos que carecen de síntomas.
Recomendamos siempre chequeos anuales coincidiendo con la época en que los mosquitos son más abundantes como primera medida antes de poner en marcha la prevención, que , como veremos, es muy eficaz.
Los medios diagnósticos se inscriben en dos grupos:
- Los que detectan microfilarias
- Los que detectan gusanos adultos.
¿Cómo curamos a un animal afectado?
Las terapias son similares en el perro y en el gato aunque con pequeñas diferencias derivadas de las distintas tolerancias de ambas especies a los medicamentos que empleamos.
En los tratamientos tenemos que considerar varios pasos ya que la enfermedad es grave, el primero de ellos es explicar al propietario que tratar a su animal es necesario pero entraña grandes riesgos porque tenemos que matar a los parásitos que en definitiva están en los vasos sanguíneos y esto implica que hay grandes probabilidades de trombosis y embolias.
Fases del tratamiento:
- Evaluación del estado de hígado y riñón para una mejor valoración de los riesgos.
- Terapia adulticida: Con ella eliminamos los gusanos adultos, contamos con varios fármacos
- Descanso de 4-6 semanas para permitir la recuperación de los daños pulmonares que se producirán por la muerte de los gusanos: En este periodo hay que evitar,con un estrecho seguimiento, el riesgo de embolias pulmonares
- Terapia microfilaricida: Para acabar con los “hijos” que pueda haber en la circulación sanguínea
- Pruebas para asegurarnos de que ambas terapias han dado resultado
- Medicación preventiva
Para terminar veremos que no todo está perdido frente a este Parásito.
Prevención de la Filariosis
Se han desarrollado en los últimos años medicaciones muy fáciles de administrar y extremadamente eficaces. Esa es la ventaja con la que contamos a la hora de abordar esta enfermedad.
Recomendamos hacer pruebas diagnósticas anuales al comienzo de la primavera para así, una vez que vemos que el animal no sufre filariosis, administrar comprimidos mensuales durante la época de mosquitos –incluso todo el año salvo los dos meses más fríos-.
Podemos administrar el fármaco en forma inyectable.
La prevención no entraña riesgos, la terapia sí. Es un claro ejemplo de que prevenir es mil veces más conveniente que curar, y más eficaz.
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