La raíz de todo radica en la morfología de la espiga, estas tienen una forma cónica con vértice reforzado por una capa de lignina que hace la función de punta de lanza superando la defensa natural que constituye la resistencia y elasticidad de los epitelios que recubren la superficie corpórea. Una vez traspasa esta primera línea de defensa la espiga va profundizando ayudada por los movimiento corporales, decimos que siempre profundiza porque tras entrar nunca vuelve a “resbalar” hacia fuera pues tiene una especie de pelos que hacen de tope a modo de la muerte de un anzuelo o de las patillas de un taco de los que se usan para colgar cualquier elemento de las paredes de nuestros domicilios que una vez dentro se abren y no vuelven atrás.
Estos odiosos productos de la naturaleza se pueden pegar e introducir por cualquier parte aunque las zonas más comunes son los oídos y los espacios interdigitales. Respecto a razas animales con más o menos incidencia podemos destacar el Cocker Spaniel en sus dos estirpes así como sus cruces y en ambas localizaciones. La incidencia en oídos es mayor en perros con orejas hacia abajo ya que al andar con el hocico pegado al suelo la orientación de estas hace que todo se “empuje” hacia el interior, ademas el tener pelos mas o menos largos en la cara interna del pabellón auricular colabora a que se fije todo para luego buscar la salida que mas le apetezca al objeto y que por lo general es la que a nosotros menos nos gusta.
Que se den los problemas en la zona interdigital y en otros pliegues corporales esta también relacionado con las características del perro, pues sujetos con pelo largo o intermedio atrapan mas los elementos en cuestión al enredarse las llamadas anteriormente “muertes” y no caer la espiga.
Vale, ya sabemos porque sucede todo esto, pero ¿cómo podemos evitarlo?, pues bien evitarlo totalmente es prácticamente un milagro en aquellos animales con tendencia a coger espigas, pero por el contrario si que podemos disminuir considerablemente la incidencia. Para ello hay dos trucos elementales, uno antes y otro después del paseo:
- Antes del paseo: equipar a nuestro canido con un corte de pelo apropiado en el que la longitud sea lo suficientemente corta para que no atrapen los mencionados elementos vegetales. Ademas dicho corte deberá ser mayor en la cara interna del pabellón auricular y alrededor de la abertura del canal auditivo así como en los pliegues cutáneos de los dedos, tanto en la cara superior del dedo como en las acanaladuras de las almohadillas de las 4 extremidades.
- Después del paseo: revisar toda la superficie del perro, prestando mayor atención en todas las partes anteriormente expuestas, retirando todas la pinchas que encontremos así como cualquier otro resto vegetal que se haya podido quedar pegado. Destacar que para revisar el canal auditivo solo se poder observar la zona mas externa, no debiendo jamás, repito jamás, introducir absolutamente nada (válgase pinzas, bastoncillos…) para querer llegar mas profundo en la revisión.
Aun así en algunos casos se produce el problema, las mas alarmantes son las que entran en canal auditivo, dando dolores y molestias que se manifiestan en la mayor parte de los casos con un rascado del animal en la oreja afectada, inclinación de la cabeza sobre el lado donde se haya introducido el elemento y dolor al manipular la base del pabellón auricular.
Cuando esto ocurra deberemos acudir a nuestro veterinario de confianza para la extracción del elemento no siendo una urgencia vital pero si lo suficientemente molesto como que nuestro amigo este desasosegado hasta conseguir quitarla o en los casos mas graves acabar desembocando en una otitis de grado elevado e incluso si no se hace nada una perforación de tímpano por lo que lo interesante seria quitarla en cuanto fuera razonadamente posible, si bien es cierto puede aguantar durante unas horas sin temer posibles complicaciones.
Saber si se han introducido en otra parte del cuerpo ya no es tan inmediato no llegando a saberlo en muchos casos hasta que se muestra sintomatología. Así en las interdigitales el principal síntoma es la cojera y la formación de una “bola” en la parte superior del pliegue mientras que si están en otras localizaciones a la larga se formara un absceso que será detectado por la formación de una bolsa que al tacto se define como que tuviera un liquido espeso en interior incluso llegando a ser realmente dura.
En todas estas ocasiones lo mejor y más indicado será acudir a nuestro veterinario donde nos informara de los pasos a seguir hasta llegar a la curación total.
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