jueves, 21 de abril de 2016

EL PREMIO




Reforzar el vínculo y el cariño entre dueño y animal es esencial para que la mascota se sienta feliz y con ganas de agradarnos a la hora de demostrar un buen comportamiento y su disponibilidad de cumplir con lo que le pedimos, que suele ser lo que creemos es lo mejor para él.

Conductas de recompensa cobran mucha importancia en esta faceta y los medios de ponerlas en práctica en el momento adecuado es, así mismo, fundamental para lograr el refuerzo de las conductas que consideramos más convenientes. El propietario inteligente sabe escoger no solo el tipo de premio adecuado sino también el momento preciso para recompensar a su querido amigo.

Las chucherías caninas y felinas es alimento más o menos seco y más o menos graso dependiendo de las variedades y marcas comerciales existentes, pero deben saber que al perro las que más le gustan son las que más calorías tienen, suele ser porque llevan más materia grasa que al perro le parece deliciosa. Debemos reconocer que a los humanos también la grasa es lo que más nos atrae (en proporción generosa aunque no excesiva) y de ahí que tengamos que consumirla con cuidado porque nos engorda y perjudica nuestra salud.

 Como recomendación a groso modo se puede establecer que las chucherías no superen el 10 por ciento del total de la ración diaria de un perro.

Aunque le gusten menos, por regla general, las que contienen menos agua que las más húmedas se recomienda también las secas porque les hacen masticar y en todo caso dejan menos residuo en las encías. Las encías con residuos son mucho más propensas a las gingivitis y el sarro.

Siempre mejor por tanto las que son secas y siempre mejor en cantidad moderada. Son consejos no siempre fáciles de llevar a cabo, ya lo sabemos, pero…así debemos transmitirlos.

Saber cuál es el momento óptimo para dar un premio es también importante. Mejor dar una golosina cuando nuestro amigo ha realizado una buena conducta (defecar en lugar oportuno, ignorar una amenaza de un congénere en el paseo, acudir presto a nuestra llamada….), aunque podría ser suficiente con una carantoña siempre ayuda acompañarla de un bocadito… por lo menos es lo que ellos nos comunican con su movimiento pendular del rabo y su cara de felicidad.

Nunca debemos dar un premio para calmar a un perro nervioso o para reclamar atención cuando se han portado mal porque corremos el riesgo de que ellos entiendan que el camino más corto para conseguirlo es, en efecto, armar un buen lío o formarla con el perro del vecino.


Como vemos es cosa de sentido común y como sabemos el sentido común es en ocasiones el menos común de los sentidos.

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